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Cara y cuz para Ducati en el Red Bull Ring. Mientras una parte del garaje celebraba con euforia la incontestable victoria de Marc Márquez y el fulgurante ascenso de Fermín Aldeguer, en la otra se mascaba la tensión y la frustración de un bicampeón del mundo, Pecco Bagnaia, que se hunde en un mar de dudas y problemas sin resolver.
La jornada dominical fue un reflejo perfecto de la encrucijada que vive la marca de Borgo Panigale. La cara fue, una vez más, la de un Marc Márquez imperial que sigue agrandando su leyenda sobre la Desmosedici. Pero la sorpresa más brillante del día la protagonizó un joven talento que pisa con una fuerza arrolladora: Fermín Aldeguer. Su segundo puesto no fue una casualidad, sino una declaración de intenciones que no pasó desapercibida para la cúpula directiva.
El máximo responsable de Ducati Corse, Gigi Dall’Igna, no escatimó en elogios hacia el piloto español, a quien ve como una pieza clave en el tablero del futuro. “Fermín ha hecho una carrera increíble, sin cometer un solo error, en una pista complicada donde no es fácil", afirmó el ingeniero a SKY Sport. Dall'Igna fue aún más lejos, sentenciando con una frase que resuena como una promesa: "Está creciendo de una manera increíble y será seguramente el futuro de Ducati”.
Pero mientras Aldeguer era ungido como el heredero, el actual monarca del equipo oficial vivía una auténtica pesadilla. Pecco Bagnaia cruzó la meta en una desoladora octava posición, a 12 segundos del ganador, perdido en un laberinto técnico y emocional del que no encuentra la salida. Su frustración era palpable y su discurso, un grito de auxilio.
"Es como todo el año, no sabemos lo que pasa", confesó un abatido Bagnaia. "Estoy luchando y dándolo todo, pero aun dando todo he acabado octavo a 12 segundos". El piloto italiano no comprende cómo el potencial de la moto se desvanece en sus manos, y lanzó un dato revelador: "El que ha ganado lo ha hecho con el mismo tiempo que hice yo el año pasado. El potencial para hacerlo está ahí, pero no sabemos por qué no sale, yo no lo sé".
Sus problemas durante la carrera fueron específicos y alarmantes. "Me adelantaban todos saliendo de las curvas. No podía acelerar, una situación un poco particular que espero me expliquen", detalló, describiendo una impotencia absoluta sobre la moto.
La paciencia de Bagnaia parece haber llegado a su límite. Al ser preguntado directamente sobre si su aguante se estaba agotando, su respuesta fue tan corta como contundente: "¿Si se me acaba la paciencia? Bastante, sí". Y añadió una frase que deja entrever la distancia actual con los ingenieros: "Ducati no me dice nada de momento, lo están gestionando".
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Desde la dirección del equipo, Gigi Dall’Igna calificó la actuación de su piloto estrella como "apagada", reconociendo que el fin de semana, que había empezado bien en los entrenamientos, se torció inexplicablemente. "Cada carrera que pasa es una oportunidad desperdiciada para mejorar. Tuvo un buen fin de semana durante los entrenamientos. Ayer tuvo un problema que debemos analizar, pero su carrera de hoy estuvo definitivamente por debajo de lo esperado", sentenció Gigi.
